Su sonrisa y el hecho de ver tus ojos casi cayéndose.
Tu forma de caminar, y como el cielo y hasta los astros se confabularon para que nuestros días fueran grises.
El perfume ácido, el olor a sexo y las duchas con agua caliente.
Tus comidas siempre a la hora, y esos desayunos con té caliente. Siempre té, y tostadas.
La fantasía depresiva que siempre había soñado en mis 14, se volvía realidad a mis 15.
Una ilusión bastante seria, siempre llena de inseguridades.
2 meses en los que estuve volando. Un día en el que caí.
Te vendes a la perfección.
Sí, creo que estuve enamorado. Lo estuve. O quizás quedó grande la palabra, quien sabe.
Y me faltan palabras, pues como dice una canción que ha sonado harto por ahí:
“You’re to beautiful to put into words”
Debí dedicarte esta mejor